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En el estado de Renania-Palatinado, en el oeste de Alemania, comenzaron los trabajos de limpieza tras las inundaciones que destruyeron edificios enteros. Un periodista de DW reporta desde Sinzig, a orillas del río Ahr.
A las 3:00 a.m. del jueves, cuando el río Ahr estalló con toda su fuerza, Nina y Niklas Aker tuvieron que decidir en una fracción de segundo qué querían salvar de su antigua vida. Para su hija de seis años, todavía medio dormida, la cosa estuvo clara rápidamente: sus patines, la patineta y su violín.
Poco después, el agua ya le llega por el ombligo a la pareja, ellos recogen a su hija, toman el perrito y una bolsa y la casa de unos vecinos de una calle más arriba.
La familia Aker se mudó a la casa en 2018. Ahora el inmueble está cubierto de barro
"Entonces, en realidad, llega un momento de pánico en el que simplemente dices 'todo el mundo fuera, todo el mundo fuera'", recuerda Niklas Aker.
Unas 36 horas después, ya no se siente mucho ese temor por su propia vida. Aker está, como muchos de los aproximadamente 18.000 vecinos de Sinzig, totalmente atareado en rehabilitar su casa lo más rápidamente posible. Ahora solo hay barro aquí, "como en el delta del Amazonas", dice el hombre de 39 años. "Ayer todavía pensaba que necesitaríamos 10 años para limpiar y hoy estamos tan avanzados que pronto podremos arrancar el piso".
El agua inundó hasta 140 cm de altura: la línea amarilla más clara muestra en la pared hasta dónde subió
El sótano, con los neumáticos de invierno, la caldera de la calefacción y las herramientas, está completamente destruido. En la planta baja, muebles, sofá y vitrinas están patas arriba. El querido piano de la abuela, medio flotando. Ahora, Aker se alegra por las pequeñas cosas que milagrosamente sobrevivieron.
"Cuando volvimos al apartamento por primera vez, la ropa recién planchada estaba seca y limpia sobre el sofá porque este flotó y no se volteó. Luego pudimos recogerla con las manos recién lavadas", dice Aker. Las manualidades de su hija, que estaban en la chimenea, también estaban milagrosamente secas.
El querido piano de los Aker fue encontrado flotando sobre un costado
El automóvil de la familia también sobrevivió. Los bomberos llamaron a la puerta el miércoles en la tarde y le pidieron a él y a todos los vecinos que aparcaran sus vehículos en el estacionamiento del supermercado más arriba. "Entonces pensamos: '¿Se volvieron locos?' El sol todavía brillaba", recuerda Niklas Aker. Al día siguiente, el automóvil de los vecinos estaba 40 centímetros bajo el agua.
Cerca de la casa de la familia Aker ocurrió una tragedia: 12 personas con discapacidad intelectual fueron sorprendidas por la corriente mientras dormían y no pudieron salvarse. La ayuda llegó demasiado tarde, el equipo de cuidadores de la residencia está completamente traumatizado tras la muerte de sus residentes.
Bomberos trabajando y removiendo agua en la calle de la familia Aker
Por otro lado, el anciano vecino de Niklas Aker, que vivía solo, tuvo suerte. "No lo habíamos contactado por teléfono al principio, luego nos llamó durante la noche. '¿Qué está pasando? Estoy acostado en la cama y me despertó el agua', dijo". Poco tiempo después, la organización federal de Alemania para asistencia técnica (THW) lo rescató en bote.
Niklas Aker apenas ha dormido estas dos noches. La parálisis poco después de la inundación ha dado paso a una actividad frenética. Por la mañana llegaban voluntarios con termos y té caliente, luego el THW servía sánguches, galletas y agua. Por toda la casa la familia, los amigos y los colegas de trabajo se afanan en limpiar, armados con botas de goma y palas. Como Sarah, que también viene de la zona.
Una amiga le ayuda en la cocina. "Dan ganas de ponerse a llorar", dice Aker
"Es importante estar ahí para tus amigos durante estos momentos. El sentimiento de que todos nos ciudamos unos a otros también ayuda", dice. Sarah incluso trajo dos estudiantes de Jordania y Georgia para ayudar. Ellos quitan la alfombra y devuelven la cocina a parcialmente a la normalidad.
"Definitivamente nos quedaremos, el piso superior es habitable", concluye Aker. El plan: comenzar a raspar las paredes y reconstruir lo antes posible. Pero eso puede llevar un tiempo. "Incluso antes de la inundación, era difícil encontrar obreros para la construcción. Y ahora hay 50 personas solo en esta que necesitan los mismos servicios".
Las escaleras al sótano siguen llenas de barro mezclado con diésel y aceite. El riesgo de electrocución es más alto en los bajos inundados
La forma en que transcurre la vida de Niklas Aker y sus vecinos en Sinzig ahora depende principalmente de las ayudas públicas inmediatas que los políticos ya están prometiendo y de los pagos de los seguros. Aker, que fotografía meticulosamente todos los daños, había contratado un seguro contra riesgos naturales y por lo tanto se siente confiado.
Pero ya circulan por el barrio historias de que las aseguradoras quieren aludir al motivo de fuerza mayor para eludir sus responsabilidades. "Mi petición es que ahora no se anteponga la burocracia al destino de las personas", dice Niklas Aker.
Como resultado de la tormenta, al menos 165.000 personas están sin energía eléctrica. Muchos de ellos tendrán que esperar "semanas o meses" antes de que los suministros de energía y gas vuelvan a funcionar. "La tubería de gas está completamente rota", dijo Marcelo Peerenboom, portavoz de Mittelrhein, un proveedor de gas del distrito de Ahrweiler en Renania-Palatinado.
Los bomberos y personal de rescate inspeccionan cuidadosamente las edificaciones destruidas por las inundaciones. Es de esperar que las autoridades sigan encontrando más fallecidos entre los escombros o en los sótanos de sus casas. La esperanza de encontrar gente con vida sigue intacta, pero la situación sigue siendo muy dramática. El número de personas desaparecidas aún no está claro.
En medio de la catástrofe, los animales naturalmente también se vieron afectados. Los animales que habitan en establos, zoológicos o bosques estuvieron en peligro por posible ahogamiento. Por ejemplo, en Solingen, en un refugio de animales, varios de ellos tuvieron que ser evacuados. Otras mascotas, como el perro de la foto, también fueron puestas a salvo.
Muchas personas que fueron víctimas de las inundaciones tuvieron que subirse a los techos de sus casas para poder estar a salvo. Sin conexión a internet, sin energía eléctrica y sin teléfono, su única esperanza son los servicios de emergencia en helicóptero. Otras regiones y países europeos han enviado más helicópteros para colaborar con los rescates.
A medida que los equipos de rescate y limpieza empiezan a drenar las calles, comienzan a ser visibles los restos que dejaron las grandes inundaciones. Por ejemplo, en Hagen, en la región de Renania de Norte-Westfalia, fue posible encontrar a varios peces muertos en las calles, luego de que el río Volme se desbordara e inundara las avenidas de la ciudad.
En tiempos normales, el Kyll es un pequeño afluente del Mosela. Fluye desde la región belga de Valonia hasta los estados alemanes de Renania del Norte-Westfalia y Renania-Palatinado. En el distrito de Eifel a la altura de Bitburg-Prüm, especialmente afectado por la tormenta, el Kyll se desbordó cerca de Erdorf e inundó partes del pueblo.
Colonia, la cuarta ciudad más grande de Alemania, con cerca de un millón de habitantes, también se ha visto afectada por la catástrofe de las inundaciones, como en este paso bajo nivel en el que solo el techo de un auto sigue sobresaliendo del agua. La Policía de Colonia ha reportado 20 muertos en su distrito.
En el pequeño pueblo de Schuld, en el Eifel, a unos 50 kilómetros al sur de Colonia, casas enteras han sido arrastradas por las masas de agua. Las carreteras han sido devastadas. La imagen del dron muestra la extensión de la destrucción.
En el valle del Ahr, las lluvias provocaron la inundación del siglo. Cuando el miércoles por la noche falló el medidor de nivel de agua, el Ahr ya estaba dos metros por encima del antiguo récord. Las calles de Esch (distrito de Ahrweiler) se han convertido en furiosos torrentes. Numerosos pueblos y ciudades de la región están completamente inundados.
La primera víctima mortal de la tormenta se registró en la región de Sauerland. Un bombero cayó al agua en Altena, después de una misión de socorro mientras volvía a entrar en el vehículo de emergencia y fue arrastrado por las aguas. La pequeña ciudad está en gran parte inundada. También ha habido desprendimientos de tierra.
En muchas regiones del oeste de Alemania se ha declarado el estado de catástrofe. Esto facilita la coordinación entre las autoridades y la cooperación con la Bundeswehr. Con un tanque de recuperación y equipo pesado de limpieza, los soldados se desplazan para reparar los daños causados por la crecida del Nahma en la ciudad de Hagen.
En Leichlingen, los residentes se ayudaron a sí mismos ante la inundación causada por el deborde del Wupper. Debido a las fuertes lluvias, el nivel del río había subido tanto que hubo que evacuar partes de la ciudad. Especialmente afectada se vio la zona por debajo de la represa de Diepental, que estuvo a punto de reventar.
Un coche cubierto de escombros por la crecida del río Nahma en Hagen la noche anterior. Las fuertes lluvias convirtieron el pequeño río de la ribera del Ruhr en un torrente impetuoso.
El miércoles, los bomberos de la zona siniestrada trataron de evitar lo peor. Un muro de madera debía proteger a Mayschoss, en el valle del Ahr, de las masas de agua. Al final, muchos esfuerzos fueron en vano: las fuerzas de la naturaleza se abrieron paso.
Un tren parado en la estación de Kordel, en el distrito de Tréveris-Saarburg, en Renania-Palatinado. Parte de la ciudad fue inundada por las aguas del río Kyll. El tráfico local y de larga distancia está interrumpido en amplias zonas del oeste de Alemania; el suministro eléctrico también está interrumpido en varias zonas especialmente afectadas.
Dos personas murieron en Bélgica por las fuertes lluvias en la provincia de Lieja. Muchos lugares de las Ardenas se vieron especialmente afectados. La ciudad de Spa está a unos 35 kilómetros de la frontera alemana. El centro quedó parcialmente inundado por las persistentes y fuertes lluvias.
El trabajo de limpieza también llevará mucho tiempo en Bélgica. Las fuertes lluvias han provocado daños masivos en las infraestructuras de las zonas afectadas. Aquí, un coche fue arrastrado a través de una valla por las masas de agua en una carretera inundada.
La navegación se ha suspendido en muchos lugares. Se informa de inundaciones, desprendimientos de tierra y flujos de escombros en varias regiones. Esta vista aérea muestra el río Allaine, que se ha desbordado tras las fuertes lluvias de los últimos días.
Autor: Kevin Mertens, Andreas Noll
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