Los reyes de los Países Bajos dejaron de lado el protocolo para convertirse en granjeros. Al igual que en 2021, cuando los vimos limpiar los salones y poner a punto el jardín de la Casa de la Cultura de Paulus, este año asumieron un nuevo rol para aportar su grano de arena en el NLdoet, Día Nacional del Voluntariado, impulsado por decimoctava vez por la Orange Fund, fundación que ellos presiden. El telón de fondo fue la finca Op Aarde en Brielle. Rodeados de otros voluntarios y trabajadores de la granja, Máxima (50) y Guillermo Alejandro (54) protagonizaron unas curiosas imágenes.

Al llegar, fueron recibidos por un habitante muy especial, una perra labradora, llamada Ella, que no dejaba de moverles la cola, y luego recibieron las indicaciones necesarias para poner manos a la obra. Con remera blanca, pantalones cómodos y zapatillas, Máxima lijó un banco del jardín para que los habitantes de la granja puedan usarlo ahora que llega la primavera. También dedicó gran parte de la visita a limpiar la zona del establo destinada a las cabras y las ovejas y, junto a dos mujeres, recogió los pastos y fardos que había esparcidos en el lugar. “Fue bastante intenso y ellas hicieron la mayor parte”, dijo al destacar el trabajo de sus compañeras. Al terminar, ayudó a otra mujer a mover un enorme carro de madera lleno de paja. Por su parte, el Rey se dedicó a la poda de los árboles. Protegido con guantes y tijera en mano, se encomendó a unos perales, mientras otras personas hacían lo suyo en otros árboles cercanos.

Para el monarca, el trabajo de los voluntarios es vital para el funcionamiento del país. “Holanda no puede prescindir de los voluntarios, Holanda se paralizaría sin los voluntarios. Lo vimos el jueves pasado en Harskamp”, aseguró e hizo referencia a su visita a Harskamp, donde reciben a refugiados de la guerra de Ucrania.

Esta finca no fue el único espacio que recibió ayuda, sino que se abrieron más de 5.000 lugares de todo el país. Como fue el caso de la princesa Beatriz (84), que realizó sus tareas en la granja infantil De Schaapskooi, en Bilthoven, en la provincia de Utrecht. Junto a otros empleados y voluntarios, la madre de Guillermo Alejandro dio de comer a los animales, plantó violetas y narcisos y pintó la casa de té.

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